ROMERO SÓLO...
1 Ser en la vida romero,
romero solo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
5 Ser en la vida romero... romero..., solo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
10 ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos,
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
15 La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet**, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
20 Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera…, menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo,
25 la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
30 Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo,
ni la flor de un solo huerto.
35 Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
León Felipe
Poema comentado (No incluye análisis de la forma)
El poema ante el que nos encontramos pertenece al escritor zamorano León Felipe, seudónimo utilizado por el poeta español Felipe Camino Galicia de la Rosa. Contemporáneo de poetas como Antonio Machado, Unamuno, Juan Ramón Jiménez o todos aquellos que formaron parte de la generación del 27. León Felipe siguió su camino poético en solitario, su obra, que no pertenece a ninguna corriente o generación, habría que situarla entre la generación del 98 y la del 27. Su poesía contiene constantes referencias a la vida cotidiana, la condición humana, la guerra y el exilio, en un lenguaje directo, aunque no carente de recursos retóricos. Esta composición que vamos comentar forma parte de su primera obra Versos y oraciones del caminante (1920), del que aparecerá una edición ampliada en 1930 y cuya sencillez expresiva lo aleja de las corrientes posmodernistas de la época.
En Romero solo escrito en verso libre, León Felipe expresa su deseo de ser romero, el romero es entendido como peregrino, personaje viajero que no se detiene en ningún lugar concreto. De igual forma, el poeta desea emprender siempre nuevas labores, con la solemnidad y el respeto que exige una actividad cuando se desarrolla por primera vez. A lo largo del poema, expresa también su ansia de no someterse a una patria y viajar libre, que la rutina no le deje huella. Además, León Felipe admira a algunos personajes de la historia de la literatura universal que encarnan ideales de justicia como el rey hebreo Salomón, Sancho Panza o Pedro Crespo, alcalde de Zalamea. Por último, hace un llamamiento a los poetas para que dejen de cantar únicamente a aquello que les rodea, y que se abran a cantar con su poesía al resto del mundo. Para LF, el ideal es ser ciudadano del mundo y no de un solo pueblo. (Ser en la vida romero,/sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.), (poetas, nunca cantemos/la vida de un mismo pueblo,),(Que sean todos los pueblos/y todos los huertos nuestros.).
El tema del poema es el anhelo de libertad del poeta, este tema está muy relacionado con los tópicos literarios homo viator o peregrinatio vitae. El poeta desea ser romero (peregrino), oficio que para LF encarna la libertad (ligero, siempre ligero) en un viaje espiritual que es la vida, y que le conduce a la justicia impartida con sabiduría (Un día todos sabemos/hacer justicia) y a la capacidad de emocionarse con lo que ocurre en el mundo (Sensibles a todo viento/y bajo todos los cielos).
En cuanto a la estructura externa Romero solo es un poema compuesto por 36 versos de extensión y rima libre. Estos versos están organizados en cuatro estrofas: la primera estrofa está formada por ocho versos (1-8); la segunda, que es la más larga, por dieciocho versos (9-26); la tercera, la más breve, únicamente por tres versos (27-29); y la última, por los siete versos restantes (30-36).
La estructura interna, no coincide con la división estrófica. Distinguimos las siguientes partes atendiendo a los temas que se tratan:
La primera parte se corresponde con los cinco primeros versos, donde el poeta expresa sin rodeos su deseo de ser romero, de dedicarse únicamente a recorrer nuevos caminos, sin otras obligaciones ni sumisiones (romero solo que cruza siempre por caminos nuevos/ sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo).
La segunda parte es la que va desde el verso 6 hasta el 22. En esta segunda parte LF expresa su renuncia a la rutina, subrayando su ideal de libertad. (Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,/pasar por todo una vez, una vez solo y ligero).Desde el verso 6 hasta el 14. Así mismo, en un gran ejercicio de intertextualidad, LF nos ejemplifica su idea mediante la referencia a los sepultureros de la gran obra dramática de William Shakespeare, Hamlet. Desde el verso 15 hasta el 22. (La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,/decía el príncipe Hamlet).
Los tres versos (27-29) temáticamente hablando, pertenecerían a la segunda parte, puesto que son una simple repetición, casi a modo de estribillo, de los versos iniciales de esta parte. (Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,/pasar por todo una vez, una vez solo y ligero).
En la tercera parte, LF nombra algunos personajes de la literatura que se relacionan con los ideales de justicia, siempre relacionando esa justicia con la forma sabia en la que se imparte. Se nos mencionan: al rey hebreo Salomón, famoso por su sabiduría al hacer justicia; Sancho Panza, contrapunto del Quijote que muestra su buen juicio cuando le hacen gobernador de una ínsula en la segunda parte de la obra de Cervantes; y a Pedro Crespo, alcalde de Zalamea en la obra de Calderón de la Barca que representa no solo la justicia impartida por el pueblo contra los poderosos, sino también la defensa del individuo frente a los gobernantes. (Tan bien como el rey hebreo,/la hizo Sancho el escudero/y el villano Pedro Crespo).
Por último, distinguimos en nuestra división temática una cuarta parte, compuesta por los versos 30-36, en los que LF arenga a los poetas para que dediquen sus obras a todos los rincones de este mundo y que sean capaces de emocionarse con todo lo que ocurre. (poetas, nunca cantemos/la vida de un mismo pueblo,/ni la flor de un solo huerto)(Que sean todos los pueblos/y todos los huertos nuestros), (Sensibles a todo viento/y bajo todos los cielos).
Como ya hemos comentado, El lenguaje de LF se caracteriza por su sencillez, lo más destacado en Romero solo, son todos los ejemplos de intertextualidad anteriormente comentados. (Hamlet, Sancho, Pedro Crespo, y Salomón). El episodio de los sepultureros de la obra de Shakespeare, sirvió también de inspiración a Gustavo Adolfo Bécquer en su Rima LXXIII, rima probablemente conocida por LF.
Otro de los rasgos significativos del poema es el uso de repeticiones y paralelismos sintácticos que sirven al poeta para reforzar las ideas que quiere expresar: Ser en la vida romero aparece tres veces, y la palabra romero seis; nos encontraremos también con la repetición de tres versos a lo largo del poema que podrían formar un estribillo si la estructura del poema no fuera tan libre.
ligero, siempre ligero.
Es destacable que la palabra ligero aparezca repetida seis veces, como sinónimo de libre, y que nos recuerda a las palabras que escribiría Antonio Machado, “ligero de equipaje” en el camino/viaje vital.
LF ejemplifica sus ideas con imágenes que resultan conocidas y comprensibles casi para cualquier lector: el sacristán rezando, el cómico recitando versos aprendidos hace tiempo, los callos del alma y el cuerpo, frente al fino tacto de los dedos de quien no trabaja.
Al mismo tiempo, a través de esta composición LF nos aclara su postura frente a los poetas que cantan siempre a la patria chica, que se centran en la descripción de los paisajes españoles, que describen siempre el mismo cielo y el mismo huerto. (Tal vez refiriéndose a Antonio Machado cuando decía “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, de un huerto claro donde madura el limonero…”).(Metaliteratura)
En Romero solo, León Felipe vuelve a mostrarnos su deseo de libertad, debemos recordar que había permanecido tres años encarcelado por desfalco, el anhelo de vivir experiencias nuevas que le condujeran a ser más sabio y, en definitiva, más humano. Su poesía tiernamente humana, se antepone a la poesía deshumanizada que cultivaron algunos de sus coetáneos.
Comentarios
Publicar un comentario